Crean comisiones y emiten informes que analizan y reinterpretan y llegan a sesudas conclusiones: La culpa de que en España los niños aparenten saber leer pero sean incapaces de interpretar un texto escrito es en primer lugar del ministro de educación de turno, en segundo de los padres del alumno, em tercero del propio niño, en cuarto de la falta de medios de los centros educativos, en quinto de las condiciones socio-económicas de la zona de ubicación del centro escolar y de la de procedencia de los educandos, y una larga lista. Al final de la última de las páginas de estos informes siempre hay un epígrafe en el que se descarta la mínima posibilidad de que los profesores puedan tener responsabilidad alguna en este asunto y se aclara que son las pricipales victimas de este perverso sistema y que en ellos, en sus condiciones laborales, calendarios, horarios y retribuciones ha de basarse todo proyecto de reforma y no en los alumnos y su formación como absurdamente pretenden los políticos e incluso los más impertinentes de los padres de algunos de sus pupilos. Muy bien.
Y en esas ilusiones y vanas figuraciones de la inteligencia, desprovista de todo fundamento, estamos.Representando sueños, ilusas ilusiones y seduciendonos por los engaños, en fin.