Hace años Kenneth Galbraith afirmó en una entrevista que una cosa que no suelen tener en cuenta los historiadores es el peso tremendo de la pura y simple tontería humana, la capacidad de provocar estragos catastróficos de la que están dotados algunos imbéciles que ocupan posiciones muy altas de responsabilidad en la política, en la economía o en la guerra. Se trata de una idea difícil de aceptar, porque es aterradora: preferimos pensar que los autores de los grandes desastres actúan empujados por un cálculo de inteligencia malvada, ya que eso nos deja pensar que en el fondo de todo hay un propósito coherente, una decisión premeditada y de algún modo invencible. Nos tranquiliza creer que quienes están muy por encima de nosotros, quienes tienen en sus manos el porvenir de nuestras vidas, están dotados, lo mismo para el bien que para el mal, de atributos intelectuales superiores. Pues no: los amos de nuestro destino, los que rigen el mundo, pueden ser mucho más tontos que nosotros, pueden cometer los disparates más dañinos no por maldad, sino por estupidez, con la mejor intención, con la convicción impávida de estar actuando en nuestro beneficio. lo peor de todo es cuando se mezclan las acciones de los tontos y de los malvados, cosa nada infrecuente en la historia.
Y esto a mi sólo me demuestra que los economistas, cuando no se dedican en exclusiva a hacernos más oscuras las materias objeto de su estudio, esto es cuando se alejan un poco de la terminología económica, no siempre tienen necesariamente que equivocarse, y como en lo anteriormente expuesto por Galbraith pueden hasta demostrar un no pequeño conocimiento de lo que es la condición humana.
4 comentarios:
Impresentables, estamos en manos de unos impresentables. Y encima los votamos y seapués nos pasamos los dias ante la tele o le periódico a ver qué nueva "alegría" nos deparan con sus ocurrencias...
Los políticos han conseguido que las personas más capacitadas para esos puestos y que suelen pensar que el fin no justifica los medios, ni se acerquen a los partidos ya que para asumir responsabilidades hay un largo camino de codazos y pisoteos.
Si es que no hay nada mejor que la aristocracia, en la acepción clásica del término.
Como Popper, Platón, Burke y Aristóteles, habrá que buscar la forma de conseguir el gobierno de los mejores.
Evidentemente, para buscar el gobierno de los mejores no se puede contar con la opinión del populacho inculto y fácilmente manipulable a través de la tv.Mira lo que pasa en USA por dejar votar a la gentuza...
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