Con acertadísimo discernimiento ha elegido Begoña García González-Gordon el tono, el modo y la voz con la que Carmen, esa Carmen a la que su padre encontró en el Charco Dulce, nos va contando en primera persona la apasionante novela en la que dura, libre y felizmente sobrevivie. Con verdadero acierto, el mismo que tuvo para plantear la forma en la que a su medida le dió a esta sencilla y fuerte mujer el justo protagonismo en el acto de presentación de la obra literaria que tan magistralmente nos la muestra, tamizando Begoña con tino y prudencia las verdades de esa vida para que nos llegen directas, susurradas en habilidosas y serias confidencias, Diestra forma de narrar.
No puedo olvidar la microtesis que sobre el presente de la expresión literaria y su edición nos hizo la otra Carmen, mi bienquerida ahijada que ejerce sobre mí su sabio padrinazgo. El germen de un tratado sobre ese maremágnum de confusas publicaciones en abundantes medios y soportes, con luz y con CRITERIO. Bella noche la de ayer en la bodega.
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