Ese paraíso del que me hablas J.L. está en la Monumental y eterna plaza de los recuerdos, donde las faenas no son efímeras sino que se van permanentemente presentando con la presente claridad de lo puro y donde además están a salvo de todo tipo de mezquinas prohibiciones, incluso de nuestros propios intentos de huir de los recuerdos.
Pero...¿cómo que no hay toros?Basta echar un vistazo por las calles de cualquier ciudad, pueblo, villa, aldea,pedanía, barriada rural o parroquia de nuestra y de otras geografías, incluso de aquellas donde nunca hubo monumentales ni mataores. Aprender a olvidar es tarea ardua, sobre todo si nuestra memoria se encarga de obstaculizarla por todos los medios jejejejejeje Señoras, un placer
Al olvidarlo todorecuerdo la verdad,no existe nada lejos,me encuentro cuando vuelvo,es en ese momento, en ese instante justo,cuando digo tu nombrey cesa la ansiedad.
EN ESTE JARDIN TODOS LOS SENDEROS SE BIFURCAN
EL ETERNO TEOREMA
CUANDO SE ESTÁ TOREANDO,NO SE ESTÁ ENGAÑADO A UN TORO,SE LE ESTÁ DESENGAÑANDO.
3 comentarios:
Sin toros no hay paraiso.
Ese paraíso del que me hablas J.L. está en la Monumental y eterna plaza de los recuerdos, donde las faenas no son efímeras sino que se van permanentemente presentando con la presente claridad de lo puro y donde además están a salvo de todo tipo de mezquinas prohibiciones, incluso de nuestros propios intentos de huir de los recuerdos.
Pero...¿cómo que no hay toros?Basta echar un vistazo por las calles de cualquier ciudad, pueblo, villa, aldea,pedanía, barriada rural o parroquia de nuestra y de otras geografías, incluso de aquellas donde nunca hubo monumentales ni mataores.
Aprender a olvidar es tarea ardua, sobre todo si nuestra memoria se encarga de obstaculizarla por todos los medios jejejejejeje
Señoras, un placer
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