No fueron pocas las veces que aquí se habló del justiciero soberbio y descomunal, en su momento, cuando era oportuno y no aprovechando las actuales posiciones de innobles ventajas que ahora muchos utilizan. Quizá por ello de todo el jaleo y polvareda que ha levantado la acertada sentencia del Supremo que definitivamente lo aparta de la muy desprestigiada (méritos personales suyos y de otros han contribuido al extremo de la ignominiosa perversión) carrera judicial a la que no debió volver tras sus peripecias funambulescas del 93, la frase mas acertada que he escuchado y que suscribo es esta: "No me alegra que hayan condenado a Garzón, pero me entristecería que no lo hubiesen hecho".
15 de febrero de 2012
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