Tomás se niega a creer en la resurrección de Jesús, Cristo se le aparece y le dice: "Mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo sino creyente" (Jn20,24-29). Según otra tradición legendaria, difundida por los hechos de Tomás y la leyenda dorada, Tomás habría sido invitado por un invitado del rey de las indias, Gundoforo (o Gondoforo) a construir un palacio para su soberano. En lugar del palacio prometido, el apóstol anuncia que ha concebido para él un "palacio celeste" y distribuye el dinero recibido entre los pobres, ultrajado el rey lo arroja en prisión.
Esta piadosa leyenda me parece muy esclarecedora y explica ciertas posturas extra-taurinas vividas ayer en Las Ventas, la abstención de cumplimentar al Jefe del estado con el brindis por parte del matador y los repetidos bostezos del suegro de la periodista en la barrera, mutuos resquemores.
El pasaje evangélico se presta a una representación como la de Caravaggio en el XVII, habría que esperar hasta mediados del XIX para que se extendiesen las desagradables (estéticamente) devociones a las vísceras, véase Sagrado Corazón.
Otro Tomás también santo, Beckett, parece que tampoco terminaba de llevarse del todo bien con la realeza, y así termino asesinado, o tal vez sea aquello de las casualidades.
Perdonémosle el fondo musical, el fotomontaje me ha parecido bueno.
3 comentarios:
El segundo de los invitados era un enviado, pero no puedo corregirlo, no sé porque no se ha guardado en el archivo de entradas, el de los bostezos Jefe de Estado y no de estado, aunque el sabrá, y santo Tomás Beckett acabó asesinado, no termino, y algo más habrá Tomás, dos o tras más...
También está el gran músico Tomás Obinonhe, sambista do Brazil, este que el padre de "nosotrush tudosh"según palabras de Vinicius de Moraes
Toquinho
uauauaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!
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