14 de agosto de 2008

MOJIGANGA





A punto de mediar el mes de Agosto, pasado ya el día octavo del olímpico año, y mirando maletas y mochilas, chanclas y bañadores, toallas y camisetas, pensaba, cosa extraña, en los viajes, en su permanente posibilidad y en su imposibilidad perpetua.


Quiero irme a ver el mar, a pasear por la arena, a escuchar un rumor repetitivo mientras se oculta el sol, y al abrir un cuaderno que llevaré conmigo, aparecen, seguro que no por casualidad, unos casi olvidados versos:



¿Porqué viajar? Se llega siempre aquí...


¿Para qué perseguir las alboradas?


Si ellas solas, sin más, vienen a mi.

4 comentarios:

Jaime Garcigonzález dijo...

como la alborada sea gallega...

Anónimo dijo...

Cuando vayas a la playa
no te olvides la toalla,
wo,wo ye ye ye yé...


Carlos Lapetra

carmen dijo...

"por la ventana escueta desfilan los paisajes, sería hermoso permanecer así, sin ir a parte alguna, viajando de un lugar que ya no existe a otro que jamás existirá"
No se de quien son estos versos pero me los has recordado.

El lunes hablo en el artículo del mano a mano. El lunes pasado le dejé en la clínica "los Alamos" el artículo que escribí en Feria.

Jaime Garcigonzález dijo...

También echo de menos
el lejano horizonte
detrás de la mar inmensa;
el sol,la espuma,el viento
el fresco de la noche...
Cielo lleno de estrellas
cangrejos por las rocas
y huellas en la arena.
(huellas que sin remedio
borrará la marea)

(este ripio es mío)