El pasado domingo cerro sus puertas la sevillana exposicion de un conjunto de obras escogidas (demasiadas para mi criterio si tenemos en cuenta las reducidas dimensiones de las salas del Museo de Bellas Artes donde decidieron colgarlas o amontonarlas sin argumento expositivo alguno) entre las inmumerables maravillas que atesoran las colecciones de la Casa de Alba. Sevilla cuenta con numerosos y excelentes espacios, perfectamente acondicionados, en los que estas obras hubiesen podido ser disfrutadas con mayor deleite, mejor iluminacion (algo fundamental en toda exposicion) y algun concepto o argumento expositivo, el que fuese menos el de almoneda que es lo que parecian los bajos del museo.
Aunque siempre hay similitudes que pueden hacernos pensar como la del parecido de las actitudes de la XVIII Duquesa de Alba (tan amante de rastrillos y mercadillos) con el arrumbe de cuadros de genios de la pintura universal como si en bodega de barco mercante nos encontraramos, pero seguro que ella ha disfrutado al ver asi estas obras fuera de sus casas. Asi nos lo hace ver la propia Duquesa en la carta que abre el catalogo de la exposicion (excelente y cuidada publicacion, por cierto) al decirnos: "Cuando mis amigos de la Consejeria de Cultura me plantearon la posibilidad de organizar una exposicion de las colecciones de la Casa de Alba en Sevilla senti una gran sorpresa y tambien una enorme ilusion, ya que era una gran oportunidad de poder mostrar a los sevillanos y a todos los interesados en el arte algunas de las pinturas y esculturas mas representativas de las colecciones que , a lo largo del tiempo, mis antepasados y yo misma hemos ido adquiriendo y cuidando con especial cariño; y todo ello ademas en un marco excelente como es el Museo de Bellas Artes de Sevilla."
1 comentario:
Sigo sin poder acentuar los escritos y ruego a alg´´un alma caritativa y conocedora de los intr´´ingulis de los procesadores de textos me indique el camino para repararlo. Se lo agradecer´´e.
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