Si te pones a pensar sobre la calavera de Yorick, resulta que la duda del Danés es la única manera de afirmar la simple verdad: que somos y no somos, fuimos y no fuimos, seremos y no seremos, ya somos y ya no somos. Ahora me ves y ahora no me ves. O sea: que también hay un no ser al que quisiéramos jugar y que en cada instante, llenos de terror, o risa, o locura, nos está convocando. Porque, quién quita, de repente sólo seríamos desempeñando el papel de nuestro no ser, nuestra posibilidad eternamente presente y eternamente negada. Hay que tener algo para dar el paso mortal. Te lleva al carajo o te llamas Rimbaud.
*Cosas de las inocuas lecturas veraniegas, y ... del tedio.
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