28 de enero de 2008

OTRA CALLE MÁS ALLÁ

Al Margen de los Días es la bitácora de Enrique Baltanás, magistral y divertida, el pasado sábado y bajo una ilustración de Giorgio de Chirico nos ofrecía unas muy interesantes reflexiones sobre la clásica formula "sic et non", la reproducción del cuadro "El filósofo y el poeta" del metafísico pintor me condujo a enmascarar mi comentario bajo el seudónimo de Nivasio Dolcemare, al recordame una de las obras del hermano del pintor, el escritor Alberto Savinio.
Pero fue una anterior entrada de Baltanás la que me provocó cierta inquietud, me ocurre siempre con las aparentes casualidades, el post estaba dedicado a la juventud de Enrique Gómez Carrillo y sacaba a la luz la reseña de la semblanza que de él hizo Luis Alberto Sánchez en la serie Escritores representativos de América, en ella se nos muestra al joven Gómez Carrillo como un adolescente bello y avisado que trataba de desnudar a las mujeres acaso para poner en uso las prendas que vendía en su establecimiento (trabajó en una tienda de lencería), y su temprana inclinación al alcohol, bebía ya como una persona mayor.
Pero las inquietantes coincidencias no habían hecho más que comenzar, estoy disfrutando estos días de la lectura del Libro de Réquiems de Mauricio Wiesenthal, deliciosa colección de cálidos retratos de difuntos, cuando aparece de nuevo Gómez Carrillo a raiz de haber sido amante de Consuelo Suncín la que fue mujer y viuda de Antonie de Saint-Exupéry.
Wiesenthal nos vuelve a incidir en el alcoholismo de Gómez Carrillo del que nos dice que escribía a golpe de coñac:-"No creo en la literatura seca", palabras del propio E.G.C.
Consuelo Suncín siendo todavía una joven estudiante en París se enamora de Gómez Carrillo, aquel escritor guatemalteco que había conocido a Moréas, a Gabriele d´Annunzio, a Maeterlilinck, a Oscar Wilde y a Verlaine. El padre de Gómez Carrillo era de Cádiz, probablemente uno de esos montañeses que emigraron y crearon tiendas de comestibles, su madre se llamaba en realidad Tilbe. Tenía una cabeza prousiana, con una mirada despectiva de amargo donjuán y unos bigotes para beber champán con fresas, aunque bebía sobre todo coñac. Al final de su vida llevaba ya los bigotes un poco deshilachados, y cuentan que González Ruano explicaba que cuando se lo hacían notar contestaba algo que suscribiría yo mismo (de nuevo los inquietantes paralelismos): -"Debe ser de chupar las almejas que me he comido".
Y todo este circunloquio no viene más a cuento que uno de estos días tendré que encaminarme hacia el barrio de la Albarizuela y una vez allí quizás pise de nuevo la calle Gómez Carrillo, sus evocadores recuerdos de un garito y supermercado de sustancias prohibidas llamado "Salam",
y noches de vuelta a la casa de un virginiano que por allá moraba, el otro día las calles Evora y Algarve me enredaron en fandangos y fados y hoy el escritor guatemalteco me mueve por las calles de San Pedro.



*- Me parece acertado indicar que tanto el libro de Alberto Savinio "la infancia de Nivasio Docemare" como el de Mauricio Wiesenthal "Libro de Réquiems" me han sido gentilmente cedidos para su lectura por mi hermana Carmen, dato que quizás pueda ser de futura utilidad al Sr. Baltanás, muy aficionado a las estadísticas, por aquello de no identificar lectores con compradores de libros.

*- La jerezana calle a la que me refiero debe su nomenclatura al caballero Garci Gómez Carrillo a quien le fue entregado el Alcázar de la plaza por el noble castellano Nuño de Lara a quien se la encomendó Alfonso X.

*- Antonie de Saint-Exupéry ya apareció sobrevolando estos jardines, procedente de Oviedo y con destino a Estoril (de nuevo las desasosegantes coincidencias, fandangos, fados, Portugal, la calle Arcos, Lancería, Virginia...), con principito incluido.

5 comentarios:

Jaime Garcigonzález dijo...

La calle Gómez Carrillo
la Plazoleta Quemá
Gaspar fernádez , Onsario
Caldereros , Bizcocheros
callejuela del Laurel
entrando por los Morenos
La Coronación de Eapinas . . .
¡ Ay Albarizuela !
¡ Jerez y La Albarizuela !
de mis 48 años 22
andando por tus callejas
y unos pocos menos antes
merodeando por ellas .
¿¡ quién te ha visto y quién te vé
olvidada y descompuesta ¡?
San Pedro ya no es Domecq ,
que es un santucho cualquiera

Jaime Garcigonzález dijo...

Espinas no EAPINAS , que es una estupidez.

carmen dijo...

Quizás recuerdes que en la Arboledilla vivía el dorador que sufría, como Gómez Carrillo, su alcoholismo y de quien nuestro padre relataba cuando eramos pequeños un penoso episodio de delirium tremens que a mi aún no se me ha borrado de la memoria. Balzac lo hubiese sabido retratar a la perfección en su Comedia Humana.

Jaime Garcigonzález dijo...

Chelo Suncín era como el cine -exín ,que no tenía fin . Ay Suncín , ay Suncín , qué vida ésta más mala , hija .

Buenos dias con Poesía dijo...

Maestro Wiesenthal. Yo también he leido el Libro de Requiem y luego el Testamento de Nobel su novela. Ahora ando con El esnobismo de las golondrinas.