8 de mayo de 2009

ANSELMO C


Creo sólo haber conocido y tratado a una persona bautizada con este nombre, bautizado supongo por uno de sus tíos y colombroño de él que fue almacenero y párroco, o viceversa, en la jerezana calle Bizcocheros (Cardenal Herrero, para los que gusten de las memorias efímeras en los nomenclátor callejeros).

Pero parece que alguna duda debí sentir, (¿sorpresa o veneración?), cuando subí esta mañana a mi azotea. Y no era la obra de Francisco Melgares la que me lo producía, yo ya hacía tiempo que había cambiado alféizares por azoteas, y recordé mis visitas abusivas a ellas durante un largo periodo de mi niñez, no infancia, (!O patio, o azotea¡). La calle estaba vetada y vedada (esa calle en la que otros si jugaban). Y no pasaba nada, eran así las cosas.

Ser pudiera que en momentos de aquellos comenzaren mis pasiones desmedidas por los terrados (perdón las azoteas) y también podría ser que una noche al final de los ochenta, viendo representar en el teatro de la plaza Romero Martinez y dirigida por Afolfo Marsillac la obrita de Melgares (mediocre dramaturgo pero bien relacionado con la oficialidad de aquella época) interpretada, dignísimamente, por José María Pou, Manolo Galiana y Tina Sainz (buenos de verdad en la verdad que ocurre y es siempre el teatro) esa rara pasión terminase afianzandose.

Y ya pasado el tiempo, por que el tiempo siempre nos pasa, recuerdo a la sobrina de otros no sé si también almaceneros de esa misma calle, pero al fin si sé que párrocos, a la que le deseo lo mejor que tras todo, (y tras todo lo da, y yo bien lo sé), pueda darle esta vida.



*- Y Mahandry preguntando si algo de todo esto pudiera o pudiese haber tenido relación con Joe Cocker.

No hay comentarios: