El predominio de la linea curva y de un peculiar y solemne modo de lentitud son valores vivos de casi todo arte. El de la fullera rapidez, el de la prisa y la linea recta, son valores muertos invertidos. La linea curva compromete al dibujante, obligándole a ser expresivo; es decir, a pensar, a ser dibujante, a tener estilo. Y es o no es: no hay trampa posible. El mal dibujante por el contrario (mal torero, pensador, artista), se defiende con lineas rectas tangenciales: se sale por ellas engañosamente; no se atreve a comprometerse, y hace trampas morales, trampas con rectitud.
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3 comentarios:
¿Bergaminesco? Hermano.
Exactamente, querido Mahandry, con sutiles variaciones de tiempo en la descripción de las curvadas lineas.
Sin embargo eso de apoyar a los abertzales y escribir para Egin . . .más bien parece un zigzagueo o una espiral : incluso podría ser algo ondulatorio y serpenteante .
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