Volvía fumando de trastear entre los viejos libros de la Alameda Vieja, al apurar el cigarrillo y lanzar su colilla al suelo la seguí con la mirada y una vez más, no podría determinar cuantas veces pero si decir que esta circunstancia se ha repetido lo suficiente como para no sorprenderme demasiado, cayó al suelo y al rebotar vino a posarse de pie.
Muchas veces he escuchado también repetir aquello de que la cordura y la locura son las dos caras de una misma moneda, que al igual que la colilla de esta mañana, suele caer de pie. Pero como en todo lo concerniente a lo económico-monetario hay una parte paralela y falsa, financiera suele llamársela, deberíamos intentar identificar al mayor numero posible de esas monedas de dudosa cepa que tan alegremente circulan y que no nos ofrecen ni la posibilidad de jugar con ellas lanzándolas al aire, y así saber al menos si cuerdo, loco o mediopensionista, porque estas aburridísimas, falsas y muy abundantes monedas tienen grabada, tanto en su cara como en su cruz, la estupidez, y además su canto es curvo, jamas caerán de pie.
1 comentario:
Aunque mi nariz pueda hacer pensar lo contrario , creo que no tengo mucho de judío ,y si lo tengo , mis posibles ascentros muy probablemente , casi seguro diría , no se dedicaron a la numismática . Ahora bien , de falserío cochambroso e insulso ( que ya tiene arte la mezcla ) estoy hasta la . . . coronilla (uuuuyyy). Lo que pasa es que todavía tengo fe en el género humano ( esto último me resulta increíble haberlo escrito sin el menor pudor ).
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