29 de abril de 2008

IMPERTINENCIAS

El Bueno de Mahandry al verse sin encargos, por su mala cabeza y no poca osadía, aburrido y dolido pero siempre en acción, no tuvo mejor forma de utilizar su tiempo que subir la gradilla hasta el último estante donde son retirados de la circulación los papeles y libros que no deseo leer, y de forma inocente dejó un tomo en mi mesa con una nota dentro, en un lugar preciso de suave indicación.
Y yo le sigo el juego, abro el libro y lo miro y sin hacer esfuerzo sé el párrafo al que quiere dirija mi atención, no es torpe y no es gratuito, comienza su ventaja:

"Estos momentos se producían cada vez con menos frecuencia y en general parecía que las cosas habían comenzado a cambiar. Ya no deseaba estar muerto. Al mismo tiempo, no se puede decir que se alegrara de estar vivo. Pero por lo menos no le molestaba. Estaba vivo, y la persistencia de este hecho había empezado poco a poco a fascinarle, como si hubiera conseguido sobrevivirse, como si en cierto modo estuviera viviendo una vida póstuma."

Simpático el imbécil, pero no era eso sólo, en la nota al abrirla dejó clara constancia de ser muy mal cartero, no entrega las misivas y avisa de respuestas a su forma y manera:

http://blogs.publico.es/rafaelreig/tag/sueldos/

Y un ciego que nos mira se sonrie.

1 comentario:

Jaime Garcigonzález dijo...

Sí que es graciosillo el nene , sí .