DON MIGUEL

Hoy se cumplen 84 años del comienzo de la singular dictadura de don Miguel Primo de Rivera, tan singular que en los momentos de su advenimiento fue amplísimamente aplaudida y deseada desde los más diversos sectores sociales, militares, políticos y económicos. Le guio el intento de superar la pantomima pseudo-democrática y las corrupciones del sistema electoral caciquil y, avanzar pretendiendo sustituir aquella viciada realidad por otra con autenticas raíces en la sociedad española de la época, de un lado el PSOE (Largo Caballero no dudó en prestar su apoyo personal al Régimen asumiendo el cargo de Consejero de Estado) y del otro la bienintencionada y malograda Unión Patriótica, quedando excluida la CNT a la que no sólo él, sino grandes sectores de la sociedad culpaban de los gravísimos hechos de la Semana Trágica de Cataluña.

No bebiésemos olvidar que en la figura de don Miguel se unieron la tradición militar familiar con el hecho de sentirse, en cierto modo, ligado ideológicamente a las tesis de Costa, lo que lo llevó a intentar convertirse en el "Cirujano de Hierro" que don Joaquín había invocado en vísperas del 98.

Tras varios años de brillantes resultados económicos de sus gobiernos, principalmente en el campo de las Obras Públicas (aún vivimos de las rentas de sus planes ferroviarios y de carreteras), don Miguel cometió dos grandes errores; no tener en cuenta a los intelectuales que habían saludado con entusiasmo el advenimiento de la dictadura (entre ellos Ortega); y enfrentarse a la que había sido su plataforma de lanzamiento, la todopoderosa burguesía catalana de la Lliga Regionalista. Todo ello unido a la crisis económica mundial del 29, pusieron fin a sus ilusiones y las de no pocos españoles.

Pero hay un dato, quizás el fundamental, cuando comprendió que ya no le querían se marchó. Alguno dijo que fue el único dictador que se ha ido por las buenas. Extrañas cordialidades del "Loco Patria" como cariñosamente muchos le llamaron aquí en su tierra.