"De todo lo concebido por los teólogos, las únicas páginas legibles, las únicas palabras verdaderas, son las dedicadas al Diablo. Su tono cambia y se aviva su elocuencia cuando, dando la espalda a la luz, se consagran a las tinieblas. Se diría que vuelven a su elemento, que lo descubren de nuevo. Al fin pueden odiar, por fin les está permitido, se acabó el ronroneo sublime o la salmodia edificante. El odio puede ser abyecto; extirparlo es, sin embargo, más peligroso que abusar de él. La Iglesia ha sabido evitar a los suyos, sabiamente, tales riesgos; para que puedan satisfacer sus instintos, los excita contra el Demonio; ellos se aferran a él y le roen: por fortuna es un hueso inagotable...Si se lo quitaran sucumbirían al vicio o a la apatía."
E.C.
Humildes y sosegadas palabras. ¿No? Menos mal que en otros momentos también dijo que para los obsesos no existe opción alguna, que su obsesión ha elegido ya por ellos. El miedo al tiempo y caer de lleno en él. Y a pesar de todo siempre me ha cautivado su lectura, que para mi tiene mucho de teológico. Creer en no creer.
1 comentario:
Entre el odio y el amor
existe el ancho de un pelo:
ahí está la explicación
que te odio y que te quiero
Ambas sensaciones son tan fuertes que se confunden(para mí)
El Virginiano
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