Junio se termina y todavía no he pisado la arena de la playa (ni la mojada cómodamente descalzado ni la seca y achicharrante con las antiestéticas pero útiles chanclas). El jacinto va creciendo lentamente y ya hubo noches en las que el calor no me dejó dormir. El aire acondicionado, de nuevo, otra vez deja huella en mi garganta. Y hay muchos momentos en los que pienso que sólo debo hablar de las cosas que sé, las cosas que he escuchado con mis propios oídos y visto con mis ojos, y ni aún así descarto la posibilidad de equivocarme, de que la realidad sea muy diferente de lo que yo imagino.
30 de junio de 2008
22 de junio de 2008
DETRÁS DE LOS LIBROS
Perdiendo su esplendor, pero aún rabiosa, iban muy lentamente apagándose las flores de la violeta africana, durante más de un mes han alegrado mi vista y he disfrutado al verlas al acercarme para regar su tiesto y girarlo despacio el punto necesario para que no tendiesen hacia un lado y juntas, agrupadas, ocupasen el centro del cogollo de sus peludas y robustas hojas.
Con la compañía de la florecida violeta pensé que era el momento de poner algo de orden en los libros, y una vez todos fuera, todos los que merecen mi atención y por lo mismo se van amontonando en la mesa, en la butaca de orejas, si la que hace poco quedó libre de revistas y periódicos, sobre las sillas, en montones en el suelo, en las mesas de noche, algunos han retornado incluso de los cuartos de baño, en fin de todas partes.
Galerías y palacios de la memoria amontonados en el suelo y en alguno de ellos, uno de esos a los que no hay que buscarle sitio pues ha de estar a mano, de nuevo, otra vez, las palabras del ciego que llegan puntuales como un suave susurro y me recuerdan que un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo. Y así descubrí que al fondo de una balda de una de las no muy altas estanterías había un cubremacetas y como en los milagros en los que no creo ahí estaba brotando el bulbo de un jacinto, y es lógico, es su fecha (al menos por aquí salen en este tiempo), pero me emocioné y sin saber porqué ni lo que indica (había sido olvidado, no ha tenido atención y los que los conocen siempre dicen que son muy delicados) y me pareció un mensaje y espero a que florezca, si no trae respuestas, será agradable verlo y aspirar su fragancia.
12 de junio de 2008
LAS MOSCAS
En la anterior entrada cometí un error, confundí a un Kiko con un Tito, amablemente un amigo de Virginia me advirtió de ello y yo rápidamente al releerlo lo percibí y no tardé en corregirlo, pero en ese comentario se hacía también referencia a las moscas, tan molestas e inoportunas cuando no se está sentado en un tendido con un puro en una mano y un pequeño y oscuro abanico en la otra. hace tiempo apareció el molesto zumbido del vuelo de uno de estos bichos en un escrito que no por casualidad se refería a Borges y Tito Monterroso, otro Tito y otras moscas, las extrañas coincidencias.
Me son especialmente molestas, tanto que pueden llegar a alterar mi carácter, pero comprendo, y así nos lo indica la sabiduría popular, que no se debe intentar acabar con ellas a cañonazos, bueno ni a cañonazos ni con DDT pues al fin ellas sobreviven y nos cargamos a los simpáticos camaleones, a las no menos encantadoras lagartijas y algún que otro pajarillo, y digo pajarillo porque ningún estudio, y las que me incordian aquí enfrente dan prueba de ello, ha demostrado que ese producto, el DDT sea en nada nocivo a las asquerosas gaviotas.
Monterroso cuenta que tuvo la idea de reunir una antología universal de la mosca pero que pronto se dio cuenta de que era una empresa prácticamente infinita. La mosca invade todas las literaturas y, claro, allá donde se pone el ojo se la encuentra.
"Oh, Melville, tenías que recorrer los mares para instalar al fin esa gran ballena blanca sobre tu escritorio de Pittsfield, Massachusetts, sin darte cuenta de que el Mal revoloteaba desde mucho antes alrededor de tu helado de fresa en las calurosas tardes de tu niñez y, pasados los años, sobre ti mismo en el crepúsculo te arrancabas uno que otro pelo de la barba dorada leyendo a Cervantes y puliendo tu estilo; y no necesariamente en aquella enormidad informe de huesos y esperma incapaz de hacer mal alguno sino a quien interrumpiera su siesta, como el loco Ahab. ¿Y Poe y su cuervo? Ridículo. Tú mira la mosca. Observa. Piensa."
Luciano en su elogio de la mosca nos dice que tanta es la fuerza que tienen al picar, que rasga no solamente la piel del hombre sino aun la del caballo y la del buey; y aun al elefante le causa dolor cuando se le introduce en las arrugas, y con su trompita, según la posibilidad de su tamaño, lo hiere. En cuanto a unirse unas con otras tienen las moscas muy gran libertad, y el macho no deja inmediatamente a la hembra como el gallo, sino que se le une por largo tiempo y la hembra lo soporta y aun lo carga en su vuelo y se va juntamente con el macho sin que esto les perturbe.
Al escribir estas lineas he recordado a Mahandry al que le hubiese hecho reír la referencia a Melville y a su capitán Ahab de Monterroso y, no menos, la comparación de Luciano de las trompas de la mosca y el elefante, pero no le veo desde las persecuciones por el jardín, no da señas de vida, raro, tanto como que en el mismo día falten algunos papeles de mi mesa y de mi mochila el calzado que utilizo para ir a la piscina, extraño, y esta mosca cojonera que no para ¡ZUUUMMMM!
11 de junio de 2008
EL CAMALEÓN
No, pueden estar tranquilos Alfonso y Kiko Guerrero, esta no va a ser una más de las innumerables críticas a su manera de regentar un negocio de hostelería(¿?), el con diferencia más divertido, que no cómodo (ningún camping puede serlo) de los pocos por mi conocidos. Sus años dorados, del camping de Caños de Meca, fueron, o yo los sitúo, es tan difícil de calibrar, en mitad de la década de los 80 del pasado siglo, un lugar en el que se podía respirar una anárquica atmósfera, algo pija y desenfadada, todos los psicótropicos excesos de aquella época y la compañía de muy peculiares personajes, de entre los cuales no puedo olvidar al infortunado Diego Padilla en el bar junto a la pradera, al no más agraciado por el destino y tocayo mio Perico Pan, a Mauro en el super y de entre el personal de las barras al ínclito Pepe Ortega "el Caky", y otros muchos.
Me gustaba salir del Camaleón con el sol ya bajo para presenciar las incomparables puestas, puede que los más bellos crepúsculos que se pueden observar en esta zona, a los pies del faro de Trafalgar (en el camino entre el Camaleón y el cercano faro hay otro camping "Las Dunas" mucho más aséptico, descafeinado y aburrido).
He visto llegar pateras a esas playas, recuerdo de forma especial la mirada de una jovencísima negrita, embarazada de muchos meses, con las ropas empapadas y escoltada por una pareja de guardias civiles. Por la noche llegar las lanchas y arrojar a la playa los fardos de hachís, entre La Aceitera y El Palmar, y a la espera críos con los primeros quads haciendo de porteadores (bosquimanos les llamaban en Barbate y Vejer). Gentes salir a practicar la pesca submarina con los neoprenos y los arpones y no volver jamas...Pero sobre todo reírme, disfrutar y vivir con la intensidad de los veinte años, un mundo desquiciado y divertido.
Pero no, no era de ese camaleón del que pretendía hablar, ni de David Bowie al que así apodaron durante una de las muchas y muy diferente épocas de su dilatada carrera, en la que no todo es comercial y despreciable, no. El camaleón al que pretendía referirme es al saurópsido del que existen cerca de 160 tipos diferentes, con cuerpo arqueado y muy comprimido lateralmente, ojos prominentes y de mirada independiente, lengua muy larga, capaz de ser proyectada a gran distancia, de costumbres diurnas y arborícoras, de movimientos muy lentos y acompasados, solitario y muy territorial.
En mi niñez los camaleones eran muy abundantes por toda esta zona, especialmente entre el Puerto y Rota, de donde han ido desapareciendo por no quedar espacios vírgenes a causa de las mastodónticas urbanizaciones. Alguna vez de nuestras excursiones volvimos con alguno de ellos, me llamaba poderosamente la atención que después de unas semanas, en las que los controlábamos por entre las ramas de las plantas del patio, desaparecían sin dejar el más mínimo rastro, como si se esfumasen.
A los camaleones teníamos que respetarlos, mi padre sentía una especial debilidad y simpatía hacia ellos y nos nos permitía que con ellos cometiésemos ninguna de nuestras infantiles cafrerías. Recuerdo que en los jardines del colegio del Pilar los había y si los cogíamos se hacían toda clase de perrerías con ellos desde inmovilizarlos sobre superficies del más intenso de los rojos posibles para ver sus mutaciones de color y sus reacciones (decían que podían llegar a reventar, pero eso nunca llegó a ocurrir), hasta ponerles un cigarrillo a que se consumiese en su boca y algunas barbaridades más.
Me fascinan, me parecen de otro tiempo con sus lentos movimientos, y me molesta que a la bajeza política se le denomine con el nombre de este bello y extraño animal.
P.S. - Hablando de políticos y camaleones, estos últimos sólo abren voluntariamente la boca para cazar insectos, desconozco si en Alcalá de los Gazules los habrá, pero miren que comentario más curioso (y extrañamente no censurado) le ha dejado a Bibiana, en un artículo que a sus ocurrencias se refiere, una tal Gazula.
10 de junio de 2008
EL RATÓN
8 de junio de 2008
PISTAS
Llevaba un largo rato persiguiéndole, ahora pienso que jugaba conmigo, en algunos momentos parecía distraerse y me dejaba que me acercase mucho a él, pero de pronto desaparecía, hubo un instante en el que creí haberle asido por uno de los pliegues de su ancha túnica, o chilaba, no sé muy bien como denominar a las extrañas prendas con las que se viste, pero todo fue pura ilusión, la luz era muy tenue y ya no conseguí volver a verlo. Irritado por caer en las redes de sus ridículos juegos encendí un cigarrillo y la débil luz del mechero me permitió ver un par de papelitos cuidadosamente doblados, sin duda no los había perdido, los arrojó adrede para que yo los encontrase, continúan sus enredos.
Ya en casa y a la luz de la lampara me dispuse tranquilo a leer sus mensajes y con mucho cuidado abrí muy lentamente la primera de las plegadas cuartillas, con esto me encontré: No vas del todo descaminado al apuntar hacia esa zona del mediterráneo pero temo que sin mi ayuda no llegues nunca a tu destino, la frase que ayer leíste es de un olvidado sabio llamado Semónides de Amorgos, de muy recomendable lectura, te he entresacado algún otro fragmento de su obra, espero lo disfrutes y sepas entenderlo:"A otra moldearon con tierra los olímpicos y se la dieron al hombre como embotada; nada malo ni bueno sabe la mujer de tal tipo; la única labor que sabe hacer es enredar y si los dioses mandan un duro invierno tirita de frió antes de acercar su banqueta al fuego. Otra procede del mar y se puede comportar de dos maneras: se ríe y está contenta un día y la elogiaría el huésped que está en su casa, pero al otro día no es sufrible mirarla ni acercarse a ella, sino que anda enloquecida, inabordable y resulta áspera con todos y desagradable tanto con sus enemigos como con sus amigos. Como el mar muchas veces sereno se queda calmo y propicio, gran alegría para los marinos, pero muchas veces enloquece por olas de sordo golpear arrebatado, por su carácter agitado también el mar tiene naturaleza cambiante, femenina". Sé bien que tu no estás acompañado por una de las criaturas aquí descritas y que la inmensa fortuna te ha deparado una mujer amable y paciente, en nada parecida al voluble y cambiante carácter de las masas de agua surcadas por el vuelo de gaviotas.
Al terminar de leer el papelito mi confusión no era en nada menor que cuando enfadado corría tras de una figura en el jardín, llegué a pensar que la broma podía estar gastándomela mi mujer, y enfadado como estaba hubo un momento en el que casi rompo el otro de los mensajes, para así acabar con este absurdo juego, pero mi curiosidad pudo más que la rabia y terminé leyéndolo y esto es lo que decía: Ya que llevas unos días hablando de toros mira que ajustada definición he encontrado: "La bovinidad periodística diaria, que no se muestra demasiado mientras se trata de los acontecimientos periodísticos de cada día, saca todos sus largos y robustos cuernos cuando algo extraordinario sucede en el mundo". Entonces tuve muy claro que se trataba sin duda de Mahandry y mientras quemaba en una chofeta las pruebas de sus bromas me avergoncé de que por mi cabeza hubiese pasado la estúpida idea de buscar a otros responsables mientras la amable voz de mi mujer me pedía que fuese a la mesa, que ya estaba la cena preparada y al levantarme y apagar la luz yo mismo me repetía: verás cuando te coja.
7 de junio de 2008
LA QUE PUEDE LIAR UN TORO
Desde siempre me ha ocurrido, me pierdo en la búsqueda de explicaciones que seguramente no existen pero que me parece podrían darle cierto sentido a todo este sinsentido, no puedo evitarlo, los laberintos (y los berenjenales) atraen poderosamente mi atención.
Y así paseaba sin un rumbo y distraido esperando quizás una tapia o un seto que me obligase a volver cuando encontré bajo una de las piedras un pequeño papel muy bien doblado, curioso que soy lo desplegué y esto es lo que decía: "La base de su ciega persecución del infortunio se halla en la esperanza sin freno de una vida sin fin". Mis primeros pensamientos me conducían a sospechar, como no, que aquello no podía ser casual, quise intuir tras el fortuito encuentro la participación de las inquietas manos de Mahandry muy hábiles, he de confesar, para el paciente arte de la papiroflexia. Quería indagar de donde había podido surgir la fracesita y sin saber porqué mi mente me llevó a Heracles y sus trabajos.
El séptimo trabajo de Heracles consistió en capturar a un toro salvaje que expulsaba fuego por sus narices y causaba estragos en Creta, el toro que Poseidón hizo salir del mar cuando Minos le prometió un sacrificio al dios; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños y el dios, enfurecido, hizo que la reina Persifae se enamorara del animal y concibiera de él un hijo, el minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al toro.
Así pues Heracles se presentó a Minos que le autorizó para capturar al toro si podía. Heracles consiguió subir a lomos del animal y lo condujo, a través del mar Egeo hasta Micenas. Euristeo, al ver al hermoso animal lo quiso ofrecer a Hera, pero la diosa lo rechazó al comprobar la ferocidad del toro por lo que Euristeo lo dejó libre.
El toro causó estragos allá por donde pasó. Atravesó la Argólide, cruzó el istmo de Corinto, hasta que finalmente Teseo consiguió matarlo en la llanura de Maratón.
Y por aquí ando yo persiguiendo al travieso Sabanduky por todo este laberinto, confuso y buscando un destino a mis afanes e inquietudes, a aquello que me parece incierto y no es más que un deseo o un temor, buscando héroes que se sometan, a veces hasta la locura, a los códigos de la tauromaquia, y así combatan, como anteayer demostraron, tranquilos, resignados a matar y a morir, algo que muy bien pudiera pasarle a Mahandry si lo pillo (ser toreado, yo no mato ni a una mosca).
6 de junio de 2008
MÁS TOMÁS
Tomás se niega a creer en la resurrección de Jesús, Cristo se le aparece y le dice: "Mira mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo sino creyente" (Jn20,24-29). Según otra tradición legendaria, difundida por los hechos de Tomás y la leyenda dorada, Tomás habría sido invitado por un invitado del rey de las indias, Gundoforo (o Gondoforo) a construir un palacio para su soberano. En lugar del palacio prometido, el apóstol anuncia que ha concebido para él un "palacio celeste" y distribuye el dinero recibido entre los pobres, ultrajado el rey lo arroja en prisión.
Esta piadosa leyenda me parece muy esclarecedora y explica ciertas posturas extra-taurinas vividas ayer en Las Ventas, la abstención de cumplimentar al Jefe del estado con el brindis por parte del matador y los repetidos bostezos del suegro de la periodista en la barrera, mutuos resquemores.
El pasaje evangélico se presta a una representación como la de Caravaggio en el XVII, habría que esperar hasta mediados del XIX para que se extendiesen las desagradables (estéticamente) devociones a las vísceras, véase Sagrado Corazón.
Otro Tomás también santo, Beckett, parece que tampoco terminaba de llevarse del todo bien con la realeza, y así termino asesinado, o tal vez sea aquello de las casualidades.
Perdonémosle el fondo musical, el fotomontaje me ha parecido bueno.
5 de junio de 2008
POKER DE APÉNDICES
Con toros de Victoriano, toca el cielo con las manos...en estos momentos salta a la arena el sexto de la tarde, pero ya está todo dicho...gana la fiesta, vence su toreo y me recuerda versos, quites, pases, se para el tiempo y se curvan las rectas, vertical y de frente, un toro y un torero.
José Tomás pinta como Tiziano,
levita como Dios, saca de quicio,
se venga del principio del verano,
prende un horno sin fuegos de artificio.
Compite en quites, mece chicuelinas,
va de paseo al coliseo de Roma,
desentumece por manoletinas,
la rutina isidril, la pantomima.
Republicano zar de los toreros,
el toro se convence, cuando pasa
por tu fajín, el tiempo espera.
Tu pasión es cruzarte con isleros,
la puerta de las Ventas da a tu casa,
la gloria a tus pies despacio pasa.
* Robado y versionado de un original de alguien que en estos momentos estará disfrutando casi tanto como el maestro.
3 de junio de 2008
MELANCÓLICO BESTIARIO
No sé, no me lo explico, ni falta que me hace, pero todo se ha unido como en la dura piel de este rinoceronte...Un melancólico articulo de Paco, las tortugas de ayer, lechugas devoradas por sedosos gusanos, manchas en forma de mariposa que tiendo a metamorfosear en lagomorfos, un Ángel en las praderas de Virginia (por la tarde vi otro, Angelicus Camachus, mucho mayor en la calle Taxdirt), palabras de un León en esperanto...y he creído oportuno soltar a este bichito en el jardín, puede que algo encuentre para comer, animalito.
-Sobre las alas desplegadas del murciélago, la inscripción Melencolia I (sic), según la tradición antigua, el temperamento humano está sometido a uno de los cuatro humores corporales y a un planeta correspondiente: al humor negro o melancólico corresponde Saturno, que gobierna la geometría. Entre los cuatro temperamentos, el sanguíneo, el colérico, el flemático y el melancólico, este último estaba considerado como el más indeseable de todos.
Y aún así este jardín tiene un lema en la entrada: "De melancolías y de imposibles milagros"
2 de junio de 2008
EDUARDA
Miraron hace días con cuentahílos las infantiles y fraternales fechorías perpetradas ingenuamente a los animalitos que en nuestras blancas manos tenían el infortunio de caer. Uno de estos inocentes seres, especialmente paciente para nuestra infantil sorpresa, fue una tortuga, galápagos hubo muchos, eran muy corrientes, pero tortugas sólo dos, una tropical de intensísimo tono azabache con pintas naranjas, amarillas y verdes tanto en su piel como en su caparazón, y otra mora, de abultada concha, traída de África, y que tuvo por nombre Eduarda.
El comentado artículo de Carmencita, leer esta mañana una cariñosa carta del probo y venerable Pepe Valle editada hace unos días en el periódico, y recordar quelónidos me ha conducido de nuevo al Sacro Bosco y sus monstruos que tanto ayudaron al bautizo de este humilde blog.
He escuchado decir que la deidad sostenida por la colosal tortuga gira al alba lentamente, vibra y oscila a ciertas horas, y a veces pienso que puede ser verdad, ¿o no?
1 de junio de 2008
LOS CÁLIDOS REFLEJOS
Ayer sin darme cuenta me referí a un reflejo en un antiguo espejo, ahora, hace un rato, al pasar cerca de él, incauto y precavido, he visto ese reflejo, el de ayer.
En un excelente artículo el por mi muchas veces denostado Trapiello, denostado porque produce en mi la misma reacción que esos toreros que pudiendo haber llegado a serlo todo en la fiesta, con las cualidades y la clara concepción estética, no supieron darlo todo, se perdieron (v.g. José María Manzanares), pues algo similar me ocurre con Andres Trapiello, es el que más se acerca, y no rompe, se pierde. Hoy no, en "El monopolio de los espejos" nos ofrece en una lección de maestría como rematar un artículo.
De nuevo y como siempre las aparentes e imposibles casualidades, termina el poeta su página con una alusión a Stendhal, que nos dejó dicho que la novela es un espejo paseado a lo largo del camino, y casi al mismo tiempo leo un comentario a una de mis entradas en el que una sensible dama, de apetecible nick, me recuerda el síndrome de Stendhal, que yo voluntariamente más de una vez he confundido con la kantiana sensación estética con el solo propósito de poder explicarla con una muy burda comparación.
Y el ciego, ahora apartado, esté tal vez sonriendo al lado del espejo.
¿Por qué persistes, incesante espejo?
¿Por qué duplicas misterioso hermano,
el menor movimiento de mi mano?
¿Por qué en la sombra el súbito reflejo?
* - Insisto, para mi, incauto y precavido. sobre todo por la segunda de las acepciones que nos da la RAE de cálido, esto es astuto.
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