7 de junio de 2008

LA QUE PUEDE LIAR UN TORO


Desde siempre me ha ocurrido, me pierdo en la búsqueda de explicaciones que seguramente no existen pero que me parece podrían darle cierto sentido a todo este sinsentido, no puedo evitarlo, los laberintos (y los berenjenales) atraen poderosamente mi atención.

Y así paseaba sin un rumbo y distraido esperando quizás una tapia o un seto que me obligase a volver cuando encontré bajo una de las piedras un pequeño papel muy bien doblado, curioso que soy lo desplegué y esto es lo que decía: "La base de su ciega persecución del infortunio se halla en la esperanza sin freno de una vida sin fin". Mis primeros pensamientos me conducían a sospechar, como no, que aquello no podía ser casual, quise intuir tras el fortuito encuentro la participación de las inquietas manos de Mahandry muy hábiles, he de confesar, para el paciente arte de la papiroflexia. Quería indagar de donde había podido surgir la fracesita y sin saber porqué mi mente me llevó a Heracles y sus trabajos.

El séptimo trabajo de Heracles consistió en capturar a un toro salvaje que expulsaba fuego por sus narices y causaba estragos en Creta, el toro que Poseidón hizo salir del mar cuando Minos le prometió un sacrificio al dios; pero Minos lo encontró tan hermoso que lo incorporó a sus rebaños y el dios, enfurecido, hizo que la reina Persifae se enamorara del animal y concibiera de él un hijo, el minotauro, tras lo cual hizo enloquecer al toro.

Así pues Heracles se presentó a Minos que le autorizó para capturar al toro si podía. Heracles consiguió subir a lomos del animal y lo condujo, a través del mar Egeo hasta Micenas. Euristeo, al ver al hermoso animal lo quiso ofrecer a Hera, pero la diosa lo rechazó al comprobar la ferocidad del toro por lo que Euristeo lo dejó libre.

El toro causó estragos allá por donde pasó. Atravesó la Argólide, cruzó el istmo de Corinto, hasta que finalmente Teseo consiguió matarlo en la llanura de Maratón.

Y por aquí ando yo persiguiendo al travieso Sabanduky por todo este laberinto, confuso y buscando un destino a mis afanes e inquietudes, a aquello que me parece incierto y no es más que un deseo o un temor, buscando héroes que se sometan, a veces hasta la locura, a los códigos de la tauromaquia, y así combatan, como anteayer demostraron, tranquilos, resignados a matar y a morir, algo que muy bien pudiera pasarle a Mahandry si lo pillo (ser toreado, yo no mato ni a una mosca).

3 comentarios:

Jaime Garcigonzález dijo...

El toro era un cornúpeto que Poseidón había dado a Minos, rey de Krete,como semental para que mejorase la raza de sus rebaños, afectados por algún tipo de degeneración genética (¿ mansurrones?).Minos prometió que una vez cumplida su misión , el toro sería sacrificado en honor al Dios. Pero después le dió pena y le dejó vivir con el resto del ganado.Poseidón se sintió despechado ante el incumplimiento de palabra por parte de Minos y en venganza volvió al toro furioso, convirtiéndolo en una amenaza y calamidad para el país.La ocasión la pintaban calva para que Euristeus pusiese a prueba, una vez más, la paciencia de Herakles, enviándoe a reducir al toro y traerselo VIVO a Tirintos.Allí, Euristeus se lo quiso dedicar5 a la diosa Hera, pero ésta se negó y puso al animal en libertad, quien cruzó la Argólide,atravesó el itsmo de Korintos y llegó a la Ática, donde se quedó en la comarca de Maratón.Allí empezó a hacer de las suyas hasta que otro héroe, Teseus,le ajustó las cuentas e una vez por todas y se lo cargó, ofreciédolo en holocausto a Apolo Delfinios.

Virginiano mitológico.

Pericoteo dijo...

¿Cómo pintaban la ocasión?

Jaime Garcigonzález dijo...

CALVAAAAAA hahahahahahhahahhaaaahahaha que me meo tóa!!!!!