22 de mayo de 2008

ESPERADAS REACCIONES

Podría justificarme achacando mi iracundo estado a las incomodas molestias de la espalda, pero eso no está bien, ni mis públicas quejas ni la irascible reacción hacia el bueno y paciente Mahandry, he recibido mensaje suyo en el que sin expresarlo abiertamente, entre nuevas preguntas y algunas reflexiones impregnadas de un poso melancólico, se le ve más que triste dolido.
Comienza con agradecimientos fríos y formales por descifrarle y despejarle sueños y dudas, me informa en tono taciturno y mohíno que nunca más volverá a equivocar los nombres ni las obras de dos ya amigos suyos (así me los define) como ahora son Herman Melville y Edgar Neville, del de Nueva York me dice que aun disfrutando mucho con su prosa (y aprovecha para hacer unas malévolas comparaciones entre mis dolencias y las que sufría el capitán Ahab, no cambia) le produce más placer la lectura de Nathaniel Hawthorne (sutil que se nos vuelve Sabanduky) y del madrileño cuenta que ha conseguido, no sé por que extraños cambalaches, toda su filmografía remasterizada, ¿?, pero que sólo ha tenido tiempo de visualizar (sic) La Torre de los Siete Jorobados en la que ciertamente encuentra similitudes escenográficas con su memorable sueño.
El halo de amargura va perdiéndose lentamente conforme entremezcla en el escrito pormenorizados relatos de nuevas trapisondas en las que no se explica como ha podido verse involucrado, y hacia el final, parece que ya bastante repuesto, me pide con indisimulada alegría haga todo lo posible por ofrecerle el máximo de información de la que yo pueda disponer sobre ese tal Villalón, ese según él pobre poeta que alguna vez quiso ser ganadero, o viceversa, no le quedó muy claro.
Prometo desde aquí solemnemente hacer lo que pueda por aumentar sus dudas, al fin y al cabo nos lo merecemos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu sigue macho , que llevas un carrerón que ya ya
Pacorro

Buenos dias con Poesía dijo...

He encontrado una entrada de Villalón de UN BLOGUERO de nombre Don Francisco Arias Solís.

FERNANDO VILLALON
(1881-1930)

“¡Madre de la Soledad!

Qué malito es no ser libre

y tener necesidad.”

Fernando Villalón.



LA VOZ MAGICA DEL POETA GANADERO



Rescatado últimamente de su sombra, de esa leyenda que lo ocultaba como brujo, teósofo, conde y extravagante ganadero, Fernando Villalón es hoy fundamentalmente poeta, uno de los componentes más originales de la Generación del 27. Su poesía es, en rigor, legítima poesía superrealista, poesía de origen subconsciente y de fuerza y rudeza elementales; y esto, a pesar de su cultura retórica y de su afición a la convivencia con los poetas nuevos y los nuevos modos.



Fernando Villalón-Daoiz y Halcón nace en Sevilla , en la casa solariega de sus abuelos, donde vivió Baltasar Alcázar, el 31 de mayo de 1881 y crece en el campo de Morón de la Frontera. Fernando no tardará de impregnarse de andalucismo, de una Andalucía universal, real y mítica o incluso mitológica a la vez. Estudia en el colegio jesuita de San Luis Gonzaga del Puerto de Santa María, donde tiene como compañeros de curso a Juan Ramón Jiménez y a Pedro Muñoz Seca.



Villalón vivió siempre en su Andalucía la Baja. Se consagró al campo y pronto poseyó una ganadería de reses bravas. A pesar de ser un terrateniente, era un hombre profundamente popular que se sentaba bajo los olivos a compartir, tú por tú, el pan con los gañanes. Villalón decía cosas como ésta: “Mi ideal como ganadero de reses bravas, se cifra en obtener un tipo de toro de lidia que tenga los ojos verdes”. Si bien lo dijo como una broma más de las que prodigaba. Lo que si perseguía con ahínco es sacar toros con la característica de la antigua ganadería Saavedreña que presentaba como un aro verdoso en el arranque de los cuernos. Cuando explicó eso con toda clase de detalles, su amigo Rafael “El Gallo” le aconsejó: “Usté lo que tié que hacé e sacá toros que no meneen la cabeza en el capote; y los cuernos déjelos usté en paz”. Las primeras figuras querían mucho a Fernando y no faltaban a sus tentaderos, pero no querían sus toros en la plaza. Joselito y Belmonte, sobre todo, se negaron rotundamente a torearlos. Y conservador de esta sangre, llegó a su ruina económica. Villalón afirmaba que el primer torero era Hércules, robador de los toros bravos del rey mítico de Tartesos.



Poeta tardío –publicó su primer libro a los cuarenta y cinco años-, conectó en los años veinte con los poetas del 27, a través de su gran amigo Ignacio Sánchez Mejías, a quien el poeta ganadero se obstinó en demostrar que los Reyes Magos, en su viaje a Belén, habían pasado antes por Cádiz.



Ignacio Sánchez Mejías fue el gran valedor literario de Villalón. Le admiraba como figura campera auténtica y por la originalidad de su carácter señorial y antiseñoril. Y fue entusiasta de sus versos. Cuando se lo presentó a Alberti le dijo: “Aquí lo tienes... Don Fernando Villalón-Daoiz el mejor poeta novel de toda Andalucía”. Según Rafael Alberti aquel Fernando, “era nada menos que el famosísimo ganadero sevillano de reses bravas, brujo, espiritista, hipnotizador, además de Conde de Miraflores de los Ángeles... y poeta novel”. Fernando mantuvo una estrecha amistad con Alberti, hasta el punto de sentirse también marinero en tierra. “¡Marinera de mis mares! / Yo soy marinero en tierra / si no me embarco en tu nave”, canta Fernando Villalón.



Villalón secó por arte de magia, según decía, las fuentes de El Cuervo, pueblo cercano a Jerez, llenándose esa tarde el horizonte de perros negros con la cabeza blanca que aullaron hasta el amanecer. De este suceso, que él contó a García Lorca, Federico había extraído aquellos versos de La casada infiel: “... y un horizonte de perros / ladra muy lejos del río”.



El poeta sevillano se mantuvo al margen de los ambientes literarios hasta la tardía publicación de su primer libro de versos: Andalucía la Baja (1927). Al año siguiente publicó La Toriada, que es un exaltado canto al toro bravo, libre y sagrado. Con Romances del 800 (1929) termina la breve carrera de Villalón como autor de libros de versos. Este último es sin duda su mejor libro, en el que Villalón recrea como nadie ha sabido hacerlo, la sugestiva atmósfera de la Andalucía romántica, poblada por bandoleros, garrochistas, toreros, políticos, generales, reinas, damas, moros, maestrantes, bandidos y condenados. Pero todo esto lejos del fácil costumbrismo o del tópico manido.



Villalón también publicó un drama en verso, Don Juan Fermín de Platero. Anteriormente había escrito en prosa Taurofilia racial. Fue fundador, junto a Adriano del Valle y Rogelio Buendía de la revista Papel de Aleluyas.



Villalón acabó en la ruina. “Cuando le conocí –nos decía Alberti- ya andaba arruinado. Negocios absolutamente poéticos le habían venido hundiendo en la escasez, casi en la pobreza”.



Fernando Villalón murió en Madrid, el 8 de marzo de 1930, en un sanatorio y después de una desesperada intervención quirúrgica. Su última voluntad fue que le enterrasen con su reloj en marcha. Y como dijo nuestro poeta: “Con los zapatos puestos / tengo que morir, / si muriera como los valientes / hablarían de mí”.



Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias

Jaime Garcigonzález dijo...

Señor Martínez Hens: me tomo la lebertad de recomendarle que deje esto de los blogs y se dedique a manuscribir un Espasa paralelo,dos o tres docenas de Biblias con sus respectivos comentarios,un Cossío apócrifo y una reedición completa de todos los libros de la Biblioteca Nacional; eso sí, previo aprovisionamiento feroz de toneladas de folios, "bolis"y lapiceros.

El Virginano.

Jaime Garcigonzález dijo...

Y café, mucho café.