19 de mayo de 2008

VAQUITAS


Días atrás comencé una serie de pots relacionados con las imposibles casualidades, algo poco casual, venían ellas provocadas por un principio, incardinadas a una personal secuencia, encadenadas, enlazadas, enraizadas en pretéritos errores.

Y esta de hoy va a tomar otra de las sendas de una cualquiera de las bifurcaciones de los caminos del jardín, que entrelazándose conducen más lento o menos rápido a la zona de los establos y a los cercanos pastizales. Causas, efectos, misivas que han llegado procedentes de Virginia interesándose en la materia pecuaria, en todo lo relativo a la salud, el carácter y el comportamiento de la cría bóvida, la influencia de la alimentación en la suavidad de su pelaje y alguna otra cuestión de orden menor como la posible rentabilidad de la explotación, por procedimientos exclusivamente ecológicos, eso si, de un híbrido de la variante charolesa de tales criaturas con el cangrejo violín, si del que se arrancan las exquisitas bocas de la Isla. Aquí le dejo un resumen o extracto de esas prosas encontradas al sabio virginiano por si pudiesen serle de alguna ayuda.



"Cuando, acompañados por el poeta Jules Supervielle, entramos en la casa del pintor Marc Chagall, vimos que era una vaca quien nos había abierto la puerta. Ya dentro, vacas por todas partes: sobre los armarios, sobre las mesas, sobre las sillas, sobre los libros...

-Pero su estudio , Chagall, es más bien un establo.

Y pienso que él se cree más pastor que pintor. Pero no, hay que desengañarle. Hay que decírselo muy claro: él es tambien una vaca. Una de esas vacas que el bueno y grande Fernando Villalón hubiera adquirido a cambio de una isla, un olivar o un pico de montaña: con los ojos verdes, luminosos, capaz de dar a luz toda una raza de toros andaluces con pupilas de estrella

-Hay que amar a las vacas-nos dice Chagall alargando el hocico, sin duda porque su madre abrevaba en el Don, y su abuela, por parte de la misma, había sido una hermosa cornúpeta, robada por los rusos a unos mercaderes kirguises-. Hay que quererlas mucho. Para mí, el universo entero está poblado de ellas.

Efectivamente, en aquel mismo instante una preciosa vaca de ojos verdes se bajaba de un Ford y llagaba a nosotros atravesando el jardín. "Muuu", dije yo, dándole la mano. Ella mugió también. Y todos los demás hicieron lo mismo con tristeza.

-Vacas, vacas, nada más que vacas.-Sí, es verdad.

-Vacas.

-Adiós.

Ya por los bulevares, solo, mientras caminaba extrañado de que siendo una vaca me dejasen andar por las aceras, iba pensando que me había olvidado decirle a Superville que las vacas de Chagall, llenas de humanidad y sabiduría, por saber del cielo, de la luna y las estrellas, porque han descendido por las vertientes luminosas u oscuras, verdes o secas de nuestra alma, porque no ignoran lo que tiembla en el Norte, en el Sur, en el Este y en el Oeste (sobre todo en cierto Oeste cinematográfico), porque nos hablan en el sueño con una tristeza cabeceante de barca abandonada, y serian capaces de dejarse decapitar ante el crepúsculo, merecen todos nuestros respetos".



RAM





Creo muy necesario hacer hoy una nota aclaratoria destinada a evitar las confusiones a las que tan proclive es el bueno de Mahandry, sé de su veneración a las vacas, por su origen y tradición él no sólo ama a las vacas sino que las venera, para él las vacas son sagradas, y por lo mismo me veo en la obligación de dejarle claro que RAM no es una de esas por él detestadas empresas dedicadas a la innoble explotación de los productos de origen vacuno.

4 comentarios:

Buenos dias con Poesía dijo...

Un bisabuelo mío estaba obsesionado con la crianza de un tipo de toro charolés de la vega cordobesa del Guadalquivir, pero nunca oí la palabra vaca, a lo mejor era un ganadero machista.

Un amigo mío, veterinario y que sabe bastante de caballos dice que el secreto en los caballos está en las yeguas.

No tengo una especial devoción por las vacas ya que como dice Camarón, me dieron una ocasión y se me quitó la afición. Fue en la finca de Rafael Ortega en Los Caños de Meca.

Sin embargo creo que son sagradas. Las he visto siempre pastando en lugares especiales como en la zona del Estrecho de Gibraltar, en la zona del cabo "Malabata", cerca de las grutas de Hercules, en Tanger, es decir en la misma punta pero desde Marruecos, y la misma impresión divina me dio cuando conocí el Cabo San Roque en Brasil, el punto más cercano a Africa y creo que Europa de América, vacas muchas vacas, pastando pacientemente, para luego rumiar nuestras miradas desde la lejanía temporal.

Jaime Garcigonzález dijo...

¡ Eh ! con las vaquitas ná ¿ vale ?Mira que llamo a mi novio Calabrés y la lía ...

Buenos dias con Poesía dijo...

La vaca de Jorge Esquinca (méxico, 1957

La vaca es todo lo que es.
Atharda Veda.

En tus ojos taciturnos asoma el paisaje de un continente pretérito. Ancla familiar, roca rumiante, isla de alfalfa bajo un cielo sin límites. Fodonga y menesterosa, avanzas con larga pereza tras un cortejo de moscas. Madre celeste del sol, patrona de la montaña de los muertos, alma viva de los árboles, te llaman a grandes voces tus hijos ávidos y tristes. Pero tú, desde tu mole soberana, nada pareces saber. Hogareña, macilenta, desplazas tu indolencia de la sala a la cocina o vas y te tumbas a la sombre de la higuera. Fuente ambulante de bienaventuranza, vaca cósmica, un hilo de leche en los labios de Milenka hace vislumbrar un paraíso.

Jaime Garcigonzález dijo...

Tó ezo pa decí que le gutan las vaquitas ...