Escucho al presidente Zapatero el anuncio, durante una rueda de prensa en Méjico, de las medidas de concesión de la nacionalidad española a los nietos de los niños que llegaron a aquellas tierras hace ahora setenta años, decisión lógica y de justicia a todas luces, pero expresada con su permanente forma de entender el talante, como una gracia o regalo y no como una obligación de España para con quienes pueden y deben ser sus beneficiarios. Todo ello adobado de tono propagandista y alarde preelectoral.
Y pienso en esos hombres y mujeres, con sus vidas y sus haciendas en tierras americanas y si en algún momento pensarán de forma parecida a la que nos cuentan le ocurrió a Averroes cuando atormentado durante años en Marrakesh por la añoranza de Córdoba, se complacía en referir el apóstrofe que Abderramán dirigió en los jardines de Ruzafa a una palma africana: Tú también eres, ¡oh palma!, en este suelo extranjera...Palabras redactadas por un rey que anhelaba el Oriente le sirvieron a él, desterrado en África, para su nostalgia de España. Es posible que al cambiar la palma por la pita les sirva hoy a aquellos mejicanos-españoles o viceversa para hacerles presente el amargo síndrome del exiliado.
P. S. la peripecia del barco en el que fueron trasladadas estas víctimas de la guerra y la intervención de los bienes materiales que habrían de servir para el mantenimiento de los exiliados y su nefasta posterior administración y arbitrario reparto también debiesen formar parte de memorias históricas.
1 comentario:
Tambien debería formar parte de las "memorias históricas" la CAGALERA durante 40 años (o más) de los "demócratas de toda la vida"que ahora sacan pecho respaldados por unos sueldazos de tomo y lomo.¿Dónde estabas entonces,cuando tanto te necesitéééé?(manolita garcia)
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