Desde hace unas semanas vengo escuchando una propuesta, a la que en un principio y por hacerse en estas fechas en las que los medios de comunicación a falta de asuntos noticiables que resaltar acuden a extravagancias divertidas o sucesos pintorescos, no di mucho crédito. La propuesta es la de la inclusión del flamenco como materia de estudio obligatorio en los planes de educación.
Lo que en un principio había tomado por serpiente de verano he visto que se repite con más insistencia y la reiteración de la propuesta, no ya con la sola intención de martirizar a los alumnos de primaria y secundaria, forma eficaz de apartarlos del tema que pretenden hacer ver quieren divulgar, sino que el proyecto incluye una regularización pormenorizada del flamenco: el cante, el baile, el toque (creo que los palmeros quedan fuera, por ser ellos mismos). La institucionalización del quejío en definitiva.
Y no me sorprende, entra en la lógica de su desmesura legislativa y de sus ansias totalizadoras, no dejar un resquicio en el que no aparezca una de sus imposiciones o prohibiciones. Pero conociendo algo el género al que se proponen docilizar y quitar lo poco que de encanto y misterio le va quedando presagio que con amplios sectores de ese peculiar mundo no les va a ser del todo difícil la tarea de pseudofuncionalizarlos (todo lo peor de las malas imitaciones camaroneras , interpretadas a ser posible a coro y con los más extraños y extravagantes instrumentos). Esta mañana en una entrevista en Radio Nacional de España uno de los ponentes de tan brillante idea J.J. Téllez, al que algún crédito debemos dar, es portavoz oficial del régimen por estos predios, llegaba a poner un ejemplo de lo que puede ser el prototipo de ese funcionario flamenco conformado a su gusto y acorde a sus indicaciones: Calixto Sánchez. ¡Que arte, hijo!
Pues bien, del mismo modo que he dicho que con algunos no les va a ser difícil llevar a cabo el experimento, si me invade la curiosidad por conocer el método que van a utilizar para convertir en abnegados y dóciles funcionarios a algunos de los que todavía interpretan el cante con fuerza, personalidad y pureza (cuando ellos quieren y las circunstancias son propicias, claro) y me pregunto por ejemplo a quien mandaran a una fragua de Rota para plantear esta sensata propuesta a ese genial interprete y persona de carácter exquisito, fácil en el trato, que es Manuel de los Santos, "Agujetas de Jerez".
Aquí espero con interés la respuesta de esos emisarios.
3 comentarios:
No te preocupes,que a Rota no van,porque como todas las políticas educativas puestas en marcha por esos mamarrachos( a los que tu llamas"gobierno de la nación" y cosas por el estilo)ésta tratará que nadie aprenda nada de nada y que al final confunda un fandango natural con una bebida del tiempo.Ya sabemos que a una masa malinformada se le manipula mejor que a una desinformada y en Jerez,"cuna der cante jondo",se ha podido ver como se le daba una patada a la cuna,al cante y al niño que estaba dentro se le ha tirado a lo más "jondo" de un pozo sin fondo.
¡Ah!,a propósito:¿a los que hemos asistido durante años y años a"clases nocturnas"y hemos aprendido en la "catedra" de los (tristemente desaparecidos)tabancos a golpe de nudillo en el mostrador y de"vaso"en el gaznate,nos convalidarán algo?.Tras unos 28 años de borrachera sana con casi todos los que saben y sabían cantar en Jerez y alrededores,JAMAS me crucé con Juan de la Plata o Calixto ,a menos que asistieran a algún acto programado y casi siempre "de pescuezo".
Es el saber popular
que encierra todo el saber
que es saber sufrir, amar,
morirse y *aborrecer.
A.M.
*Aborrecer a los simpaticos, imbeciles e ingeniosos.
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