Hay en las dos posturas defendidas en la actualidad por los dos grandes partidos nacionales y por las dos principales corrientes de opinión de nuestra sociedad, una especie de situación de tablas ante una complicada partida de ajedrez, en la que se dirime cual debe ser la política que se utilice para acabar con el problema terrorista.
De un lado la postura del Gobierno, ingenua y peligrosa, o descabellada y siniestra, según se mire, de buscar la paz por medio del dialogo, sin saberse claramente de qué se va a dialogar, o se ha estado dialogando, y lo que es más misterioso a que tipo de situación pacifica puede conducir ese dialogo.
Por el otro lado está la posición defendida por la cúpula dirigente del Partido Popular y apoyada por la otra mitad de la opinión publica, para la cual el único fin y objetivo es la derrota de la banda terrorista, postura lógica y coherente, pero en la que no se termina de explicar cual será el camino a seguir, una vez derrotada la banda, en el tratamiento de la realidad socio-política vasca y la forma de encajar de una manera definitiva sus Instituciones en el ordenamiento constitucional, de forma que queden claramente delimitadas las competencias de la Comunidad Autónoma, por un lado, y las de Estado, por otro, que quede de una vez y para siempre, definitivamente cerrado el modelo territorial español.
A mi entender solo mediante la derrota se podrá conseguir la paz, entendida esta como la situación que permita, sin utilización de ningún tipo de violencia, el que se pueda avanzar hacia una realidad de convivencia que haga posible encaminarse al ideal de la Justicia.
Si se persiste en el encasillamiento de la búsqueda de una paz a cualquier precio o de una derrota, que por contundente que fuese, no podría ignorar a la muy numerosa masa social, que de forma activa o pasiva ha estado apoyando la causa separatista, difícilmente se superará la actual situación.
Por todo ello y principalmente para hacerle justicia a todos los que han sido víctimas de la violencia terrorista es necesario que las dos grandes fuerzas políticas aunen sus esfuerzos en derrotar a los violentos, para hacer posible una paz que nos conduzca a la Justicia, creo que solo así honraremos a todos los que a lo largo del tiempo han sido víctimas de tanta sinrazón. Complicado y difícil, pero creo que todos esos muertos merecen nuestro máximo esfuerzo en ese tortuoso camino.
Aunque también pudiera ser que la conmemoración de tristes efemérides influya en mi ánimo para no admitir los sacrificios como inútiles y dejar una ventana abierta a esa puta vestida de verde, como llamaba Cortazar a la esperanza.
5 comentarios:
Ya sé que ETA son asesinos indignos de cualquier tipo de comprensión por parte de PERSONAS,pero me gustaría que el debate político de esta nación se centrase en problemas mucho más acuciantes y que afectan a un espectro más amplio de la sociedad,y no que,a base de bombardearnos con el "caso" vasco(un porcentaje de población relativamente bajo)se está consiguiendo que la calle se divida.¿Es que España siempre va a estar a merced de los puñeteros oligarcas?
Además,como contestó a uno de los medios presentes en el funeral de hace diez años un anciano anónimo de Ermua:mientras existan curas con pistola,esto no tiene arreglo.
Es cierto que vascos,catalanes y otros advenedizos,apuntados al carro de los nuevos taifas(léase autonomías),no paran de dar por...pero desde las otras posturas sólo se ha conseguido que la opinión pública en general vea en aquellos al enemigo ascentral de unos "valores eternos"más producto de imaginaciones calenturientas que de una verdadera razón histórica.Al final,tanta insistencia en lo mismo está consiguiendo el resurgir del viejo y manido arquetipo de"las dos Españas"-si es que alguna vez ha estado borrado o al menos amortiguado-.
Jaime España, nuestra España,
única siempre, pero nunca unida.
Kiyo, felicidades, 48 o 49, a ver si nos vemos, quizá te llame después.
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