ALICIA Y YUPY O EL OPTIMISMO HISTÓRICO

Durante los últimos gobiernos de la etapa en la Presidencia de Felipe Gonzalez, unos cuadros de mando, formados por ineptos, resentidos y los inevitables arribistas que siempre acompañan a quien detenta el poder, tomaron las riendas del partido y de las instituciones por ellos gestionadas con un único fin, el de enriquecerse. Malo pero humano. El poder absoluto les llevó a la absoluta corrupción y esta les condujo a la perdida del poder.

Hastiada de esa situación de podredumbre e influenciada por los poderes económicos que veían peligrar la seguridad del Sistema se organizaron las corrientes de opinión que llevaron a la derecha al poder, no por merito propio alguno sino por ser la única alternativa existente. Instalada en el gobierno la derecha saneó con criterios de gestión empresarial la maltrecha economía, consiguiendo logros que además de ser necesarios para que España ocupase el papel que por su importancia histórico-demográfica le correspondía en la realidad europea, resultaron espectaculares por la precisión de los plazos en que fueron ejecutados. Pero si bien es verdad que no se dedicaron al expolio de las arcas estatales, casi todos los que desempeñaron cargos decisivos disponían de importantes patrimonios personales o familiares, si instituyeron la mentira como forma de propaganda de sus logros y disimulo de sus fracasos. Empresa en la que de nuevo jugaron un importantísimo papel los grupos de comunicación que les habían catapultado al poder. La mala gestión de la intervención española en Irak iba minando progresivamente su credibilidad, lo que unido al triste atentado previo a las elecciones supuso el punto final a la brillante gestión económica y al acomplejado proyecto político.

Los que les tomaron el relevo en el poder sin esperarlo (ocupaban los puestos de dirección del PSOE de manera pseudointerina) unieron en las formas de gobierno la ineptitud y la perversión, en lo que podríamos llamar, utilizando el absurdo termino puesto en boga en los círculos gastronómicos, el proceso de deconstrucción (o directa destrucción) del Estado.

Y en estas estamos, en una especie de fusión o menage de lo peor de las dos etapas de gobierno anteriores, que pretende vender a la sociedad a la que manipula y narcotiza, ya por métodos mediaticos ya a traves del nefasto sistema educativo en permanente reforma desde épocas preconstitucionales, la creencia de que vamos hacia la realidad de Alicia al paso alegre de la paz.

*- Donde dijimos Alicia pongamos Yupy, por dos razones: 1ª mi desconfianza en que un personaje de Disney pueda sacar provecho de las lecturas de un matemático como Carroll y 2ª por el doloroso parto de los montes de mismo Bambi, la alianza de descerebraciones, que en puridad seria mas ajustado a mundos, los de Yupy, que a países, el de Alicia.

Pedro Antonio Oteo Barranco