19 de junio de 2007

EL OLOR DEL INSTITUTO

Parece que la tendencia de los españoles a temer y a la vez divertirse con lo relativo a la Guardia Civil debió de originarse simultaneamente a la fundación del benemérito cuerpo, pues ya Galdós pone en boca de uno de sus personajes lo siguiente: - " Una noche, en un cortijo, orilla de Jándula y cerca de Andújar, dormíamos sin vigilantes por la escasez de gente. El cortijero me dijo que de nada servían escuchas ni centinelas, porque los perros nos advertirían cualquier novedad. En efecto, él interpretaba los ladridos con una exactitud maravillosa. Oyendo a los perros me decía <<"Le ladran a una lechuza">>, <<"Está saliendo la luna">>,<<"Pasa lobo">> etcétera. De repente se oyó un ladrido lejano, y el hombre se puso en pie, gritando con susto <<"La guardia civil">>...Salimos, y a los pocos minutos vimos llegar a un paisano enteramente solo y sin armas a la vista, pidió un vaso de agua, y entre sorbo y sorbo nos manifestó que había servido en la guardia civil seis años. Llevaba la licencia en el bolsillo. Sin duda conservaba el olor del instituto puesto que los perros avisaron su paso."

* De "La Primera República" de la serie final de los "Episodios Nacionales" de Benito Pérez Galdós, publicados hace ahora un siglo.

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